Entre 1912 y 1915, la familia San Miguel Ovejero realizó en la ciudad de Buenos Aires una inversión inmobiliaria que conmemoraría su nombre y a la provincia de Salta: la Galería General Güemes. Con sus 77 metros de altura, este rascacielos no sólo operó como una manera de diversificar el capital acumulado, sino que permitió, a través de la arquitectura, materializar en la Capital de la Nación el poder de sus propietarios. El presente artículo se centra en la construcción de este edificio analizando tanto su arquitectura como las negociaciones y manejos que fueron necesarios para su ejecución