El autor sostiene que en el contexto de emancipación de la política de gestión urbana y la zonificación de la ciudad en función del desarrollo adquirido por el higienismo, el hospital como perfecta máquina de curar, es el edificio que parece prever formalmente las ideas de organización de un tejido urbano sano que serán fundamentales en la creación del imaginario de la ciudad futura. En contraposición, el espacio del matadero resulta emblemático de resistencia a toda innovación.