El nuevo campus acoge varias facultades dependientes de la Academia de Bellas Artes. El proyecto se desarrolló en dos fases, tomando en cuenta especialemente los espacios abiertos y difiriendo en su composición: las piezas de la primera son regulares mientras que las otras son más expresivas. El cuidado por el detalle y la integración del conjunto en su entorno se manifiesta en la elección de materiales, que en buena medida provienen de demoliciones.