Concebido como un pueblo en miniatura, el museo está compuesto por ocho piezas que dejan entre sí estrechos pasajes. El recorrido del visitante se torna en una experiencia en la cual los interiores se entremezclan con visiones puntuales del paisaje, resaltando de este modo la dependencia que tiene la artesanía del papel en su entorno. Se han tomado en cuenta criterios de sostenibilidad para lo cual se ha priorizado la utilización de materiales locales: madera, bambú, piedra volcánica y papel.