Enclavada en los diez metros de inclinación natural del terreno, la casa se escalona sobre dos ejes perpendiculares al sentido de las pendientes para minimizar los cortes sobre el talud natural y contener los empujes de la tierra, agrupándolos en módulos de seis por seis que permiten descender y recorrer longitudinalmente el interior del proyecto y el extreior del terreno, un sistema constructivo que recuerda al tablero-talud de la arquitectura prehispánica. La casa está concebida como lugar de cobijo, lugar social y de trabajo por lo que sus plantas representan un programa acorde a estas necesidades.