El encargo consistía en materializar un contenedor para una agencia de viajes en un solar en esquina del Barrio de San Isidro. Debido a los fuertes referentes históricos próximos, la obra intenta separarse de lo existente provocando un corte mediante un pasaje peatonal arbolado. Se optó por abrir el edificio al entorno reemplazando el vallado perimetral por un banco contínuo que refuerza la continuidad con la calle.