La sensación de familiaridad esrtecha con artefactos y trebejos de toda índole se ha transformado en los últimos tiempos en un tácito sentimiento de consanguinidad. Es difícil determinar el punto de arranque y el alcance de esta novedad, pero sus síntomas se advierten en la vida cotidiana, tanto pública como íntima, en muchas sociedades de la actualidad.