Inspirado en un enorme cesto, el edificio, tejido con vidrio y GRC, se sostiene con nueve piezas facetadas: tres de ellas alcanzan el suelo y las otras seis sirven como lucernarios. El volúmen se alza sobre tres patas de hormigón, que liberan el nivel cero generando una plaza climatizada con vaporizadores de agua, que permite acoger eventos culturales.