La nueva construcción intenta mantener el carácter del edificio original y diferenciar la intervención minimizando el impacto de la traba entre volúmenes. Plantea la construcción de un eje transversal, perpendicular al edificio existente, y culmina en el antiguo claustro de la iglesia de San Jerónimo, junto a la cual se alza un volúmen cúbico de ladrillo.