La nueva sede del Museo de Arte Contemporáneo se ubica en un barrio alternativo, próximo al Soho neoyorquino. El planteo es previsible: tienda y cafetería en planta baja, auditorio bajo cota y salas de exposiciones, sala educativa y oficinas de administración en la splantas superiores. El volúmen respeta las normativas de la zona, lo que provoca los retranqueos, mientas que la fachada adopta un lenguaje áspero e industrial para contextulaizarse con el entorno.