La ciudad alpina estrena la versión siglo XXI del histórico funicular Hungerburgbahn. Cuatro estaciones, caracterizadas por sus cubiertas de doble curvatura de vidrio, se encargan de añadir espectacularidad a la operación que pretender atraer turistas. La segunda parada sirve de umbral al sinuoso puente sobre el río Inn que completa el proyecto.