Situado sobre lo que fue la Ciudadela, una zona de transición entre el centro histórico y los ensanches urbanos de la ciudad, el nuevo complejo ocupa una parcela vacía por el derribo de antiguos cuarteles. El edificio conforma un volúmen en forma de L, rodeando una gran plaza. El programa se reparte entre los dos brazos que forma la planta: en un ala se disponen las dos cajas que conforman las salas principales configuradas según los cánones funcionales y dimensionales requeridos por el uso y la otra ala actúa como muro funcional albergando despachos, instalaciones y servicios.